Si el otro día veíamos aquí: "Vida y avatares del Prinz Eugen", una de las hazañas
navales que más me impresionan, esta semana nos toca vivir otra que
bien merece su propio capítulo, y que en lugar del título que he
escogido, bien podría llamarse: “Los
Héroes del Campbeltown” o “La Operación Chariot”, que
es como le llamaron quienes la planearon.
En Saint Nazaire, no
sólo había una base de submarinos completamente equipada, si no
también el único dique seco en poder de los Alemanes capaz de
acoger al acorazado Tirpitz, (gemelo del Bismarck).
En plena ofensiva
alemana de los U Boot alemanes, el empleo de un buque de superficie
tan poderoso hubiera podido tener un efecto decisivo sobre la
resistencia Británica, Estamos ante una de las operaciones más
audaces llevadas a cabo por los comandos Británicos, aún sin 007,
jejeje
Para alejar tal
amenaza se proyectó este típico ejemplo de incursión combinada:
El
Plan:
Se trataba
únicamente de destruir la esclusa del dique, dejarlo inutilizado
para el servicio y después intentar escapar, si se podía, pronto se
vio claro que la misión únicamente podría llevarse a cabo
utilizando buques ligeros, por lo que se escogieron las siguientes
unidades navales:
3 destructores y 18
lanchas motoras, llevando en total a 611 comandos, algunas lanchas
torpederas, una cañonera y el apoyo de la RAF.
Uno de ellos es el
buque que nos ocupa:
El Campbeltown, aún en
servicio en USNavy, y como nunca lo volveríamos a ver.
Para la operación,
a nuestro buque, se le suprimen dos de las cuatro chimeneas, y las
otras se modifican para que pudiera confundirse con un buque Alemán,
además se colocan cargas explosivas detrás del primer cañón, el
plan era lanzarse a toda velocidad contra la esclusa del dique, abrir
las válvulas de fondo para hundirlo allí mismo y dejar que las
cargas detonen más tarde, tras evacuar el destructor, y moviéndose
a tiro limpio tratando de llegar al punto de evacuación por donde se
pudiera, mientras otros equipos de demolición volaban o intentaban
hacerlo, otros puntos vitales del astillero y del puerto.
Las defensas
Alemanas eran imponentes, una brigada antiaérea provista de cañones
“88”, de doble uso, tanto antiaéreo como tiro terrestre y
antinaval; 13 cañones de “40mm. Alternados con nidos de
ametralladoras de “20”mm, protegían los seis kilómetros de la
costa de influencia. Acuartelados allí mismo varios batallones de
Artillería, sumando más de 4000 hombres, así como varios buques
perfectamente armados.
Desarrollo:
A
las 14:00h. del día 26 de marzo, nuestros 611 comandos, zarpan de
Falmouth, por el camino son descubiertos por un U-Boot, que marca su
posición, a pesar de todo llegan a su destino sin ser hostigados.
La
arribada al destino se produce de noche, se intercambian señales
luminosas para confundir a los Alemanes y hacerles creer que se trata
de una unidad amiga, mientras se internan en el estuario y tratan de
situar el objetivo para a continuación lanzarse a toda velocidad y
cumplir su misión, a la 01:28 ya no había más que un feroz
combate, alcanzando los Alemanes a la mayoría de las embarcaciones
Británicas, incluso al Campbeltown, que con la mayoría de sus
tripulantes muertos o heridos, alcanza la exclusa.
"Incrustado en la esclusa"
Sometidos
al fuego Alemán desde todos los sitios posibles, son descartados la
mayoría de los objetivos que las Brigadas de demolición debían
llevar a cabo.
Confusión en el Río:
Con
los reflectores Alemanes iluminando el río en las zonas donde éste
no ardía directamente por el combustible derramado por las
embarcaciones alcanzadas, bajo fuego incesante, y habiendo desistido
de gran parte de las demoliciones programadas debido a las bajas de
la fuerza atacante, se decide la evacuación y el abandono del lugar,
bajo la orden de “Sálvese quien pueda”.
Bajas en la batalla.
En
el desorden que podemos
imaginar, parte de los comandos sobrevivientes se dividen y huyen
hacia el campo, otros lo hacen hacia el río esperando ser rescatados
por alguna de las 17 embarcaciones posibles, (atacaron 18 pero para
el Campbeltown no
había regreso). Y así fue para muchos, pero las embarcaciones eran
alcanzadas una y otra vez, únicamente dos lanchas motoras lograron
salvarse y volver a Inglaterra, de los 611 hombres, 169 dieron su
vida, la mayoría de
los restantes fueron heridos o capturados…..
Epílogo:
Pero,
un momento, nos falta algo, habíamos dejado a nuestro protagonista
incrustado en la esclusa….
A
las ocho horas, con los supervivientes ya en Inglaterra, el barco
hace explosión y cumple “su mortal misión”…….
Se
da la circunstancia de que con esta explosión se lleva por delante la
vida de unos 400 alemanes, que se encontraban unos a bordo
inspeccionando el pecio, y otros en el puerto tratando de asegurar
definitivamente la zona.
Tras
la explosión, se destroza la esclusa y se produce una gran ola que
hace que los restos del destructor, del que sólo quedaba la popa,
queden en mitad del dique.
Parte del Campbeltown tras la explosión.
“La
misión se cumplió y los Alemanes jamás pudieron volver a utilizar
el dique”, y de esa manera el Tirpitz no se lanzó nunca a través
del Atlántico.